Era un día de verano, los rayos del sol penetraban cada espacio de nuestra casa, era bien temprano en la mañana y yo me preparaba para un nuevo día de entrenamiento en la ciudad. Una batalla se avecinaba y todo el pueblo se encontraba ansioso por ver el ejercito salir en búsqueda de una victoria sin precedentes, contra una ciudad cercana que aquejaba a muchos de los residentes de la zona, y a los comerciantes locales.
Como todo Germano, comenzamos nuestro entrenamiento desde una temprana edad, y nos preparamos para la batalla tanto física como emocionalmente, esperando que en algún momento llega nuestra oportunidad de mostrar nuestra valía a través de una batalla. De vez en cuando surgen pequeños enfrentamientos entre pueblos independientes vecinos pero no se comparaban en nada con la misión que estábamos por enfrentar.
Faltaba 1 semana para que parte del ejercito partiera.Pero los días pasaron tan rápido que apenas pude darme cuenta, me encontraba marchando en la linea de infantería con mis compañeros de guerra. Uno mas entre los cientos de soldados que se encontraban allí.
Llegando al objetivo, preparamos campamentos y nos alistamos para atacar dentro de 2 noches, cuando todos duerman, ya que conocíamos una forma de entrar a la ciudad por sorpresa y sin ser detectados.
La noche del ataque, avanzamos con total confianza contra el enemigo. Todo parecía salir bien, y logramos que nuestro enemigo sienta temor de nuestras tropas. Sin embargo, un tiempo después, se acercaron tropas de varios flancos, que no eran aliados nuestros, y comenzaron a matarnos de manera indiscriminada.
Tras nuestra retirada, la mayoría del ejercito había sido aniquilado, unos pocos agraciados habían sobrevivido, y ahí me encontraba yo. Todos mis amigos de la infancia, compañeros de batalla; habían muerto. Había cadáveres por doquier. Sin embargo, tomamos fuerzas y regresamos a nuestro hogar. ¿Nos habían traicionado y habían pasado información a nuestro enemigo?, ¿O habíamos subestimado la capacidad de nuestro enemigo?.
Luego de curar nuestras heridas, mi padre se acerco y me dijo "Hijo, no te decepciones por una derrota, perder una batalla no es el fin de la guerra, aún tienes mucho mas por dar, y estoy seguro, que en nombre de todos los que perdimos en esa pelea, lograremos vencer la próxima vez, ten paciencia, tu momento llegará!".
*No subestimes nunca a tu rival, y siempre levántate, porque la guerra aún no ha terminado*
Embajada ES2 - Mayo 2020 Aquí el informe!